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20 Entonces se levantó a medianoche, y estando yo, tu sierva, dormida, ella tomó a mi hijo de mi lado, y lo puso en su seno; y puso a su hijo muerto en mi seno. 21 Cuando me levanté por la mañana para dar de mamar a mi hijo, he aquí que estaba muerto. Pero lo observé bien por la mañana y he aquí que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.

22 Entonces dijo la otra mujer:

—¡No! Sino que mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto.

Y la otra volvió a decir:

—¡No! Sino que tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

Así hablaban delante del rey.

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